Fue un momento muy grato de pequeños ruidos y risas, cuandos nos preparamos para unirnos con las manos entrelazadas entre todos/as y cantando el himno "Unidos, unidos". Ahí fue cuando la vivencia y el contacto de las manos, nos hicieron más familiares unos/as con otros/as rompiéndose así la solemnidad con esas sonrisas francas y alegres ¡Gracias, Padre Celestial!
Para recibir el mensaje del Pastor Andrés Albertsen, se leyó lsa lectura bíblica correspondiente, realizada por la hermana de la Iglesia Católica Alba S. de Okawa